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Foto: Elijah Gannaway / #PeoplesCollab22

Por Denis Rogatyuk, editor internacional de El Ciudadano

La promoción de la “democracia” ha sido proclamada como uno de los pilares centrales de la Cumbre de las Américas desde su fundación en Miami en 1994. Sin embargo, la frase tiene un significado diferente desde la perspectiva del Sur Global, que ha tenido que soportar las consequencias de la política exterior de Estados Unidos y la OEA en la región. Varios participantes de la Cumbre de los Pueblos discutieron el contraste entre la “democracia” del intervencionismo promovida por Estados Unidos y sus efectos en los pueblos de las Américas y la alternativa de la democracia popular.

ALINA DUARTE, periodista y activista de México, contrastó la forma en que la intervención de Estados Unidos contra los gobiernos populares en América Latina también refleja la opresión contra la población inmigrante y la clase trabajadora dentro de su propio territorio. Mientras apoya los golpes en el extranjero, desde Allende en Chile hasta Evo en Bolivia, así como continua el uso del Lawfare y de corporaciones de medios contra varios gobiernos progresistas en toda la región, también margina y aterroriza a las poblaciones inmigrantes dentro de sus propias fronteras, así como como la negación del derecho a una vivienda accesible ya una atención sanitaria digna. Este es el tipo de sueño americano que no se mostraría en las películas de Hollywood, junto con las imágenes de pobreza masiva y desigualdad como las de Skid Row. Los comentarios de Alina se hicieron eco de los de FIDELINA MENA CORRALES de Costa Rica y XOCHITL SANCHEZ de El Salvador, quienes destacaron la difícil situación de los refugiados centroamericanos tanto en Costa Rica como en los Estados Unidos.

Sánchez también destacó de esa manera que Estados Unidos ha armado la democracia como una herramienta para justificar la intervención en varios países de las Américas, siendo Honduras el ejemplo más claro, con caravanas de miles de refugiados que intentan cruzar la frontera, desencadenando así su militarización. Por lo tanto, la administración de Joe Biden, aunque elegida con el apoyo masivo de las comunidades latina y afroamericana, de ninguna manera es una “administración pasiva”, sino que continúa aplicando las mismas políticas racistas de Trump y Obama antes que él. GAIL WALKER, por su parte, resaltó el ejemplo de Cuba y su vacuna solidaria como una forma genuina de solidaridad internacional, así como la histórica lucha por su independencia, simbolizada en las inmortales palabras de José Martí: con todos y por lo bueno de todos.

Cada uno de los oradores también destacó su visión de cómo sería una democracia popular genuina. Una democracia que abarque el antiimperialismo, el anticapitalismo y el antipatriarcado, así como los movimientos populares y la clase obrera. Una especie de democracia donde las personas tengan derecho a acceder al derecho de circulación ya emigrar donde deseen, así como a vivir en sus tierras ancestrales. El derecho a crear su propia riqueza y economía popular, y sobre todo a nacer y vivir con los derechos que se merecen.