por Leonardo Grosso*

El Cambio Climático no existe, “son mentiras de zurdos” “es un fraude del Marxismo cultural” dice el presidente argentino a quien le pregunte sobre el tema. Javier Milei a colocado a argentina entre los países que impulsan el negacionismo climático.

Apenas asumió desfinancio inmediatamente todas las políticas públicas ambientales. Además, cerró el Ministerio de Ambiente de la Nación, retiro a nuestro país de la conferencia de las partes (COP 29) y no envió a ninguna delegación a la COP 30. Ahora pretende salirse del acuerdo de Paris, aun no lo logró porque necesita mayoría en el parlamento.

Mientras tanto nuestro pueblo no deja de ser afectado por la crisis climática, en el mes de marzo de 2025, Bahía Blanca y localidades vecinas, al sur de la provincia de Buenos Aires, experimentaron lluvias inusualmente intensas que causaron graves daños materiales, miles de evacuaciones y al menos 17 muertes. Posteriormente, en mayo, el norte de la provincia de Buenos Aires volvió a sufrir inundaciones masivas, con casi 10,000 personas evacuadas en municipios como Campana, donde cayeron cerca de 300 mm de lluvia en 24 horas.

En la Patagonia entre octubre de 2024 y marzo de 2025, se quemaron más de 31,000 hectáreas en las provincias de Río Negro, Neuquén y Chubut, una superficie cuatro veces mayor que la temporada anterior. Los incendios afectaron parques nacionales (Lanín, Nahuel Huapi, Los Alerces) y áreas urbanas, causando una víctima fatal y la destrucción de viviendas.

Actualmente (noviembre de 2025), la cuenca del Río Salado en la provincia de Buenos Aires enfrenta una situación crítica de inundaciones, con millones de hectáreas afectadas y un fuerte impacto productivo y social. Las intensas lluvias, que duplicaron los promedios históricos, han generado una emergencia en al menos 28 municipios

Anoche escuchaba a Marina Silva, ministra de ambiente brasileña decir que el cambio climático no tiene ideología, que debe primar una dimensión ética sobre el cuidado de la vida en todas sus dimensiones. Coincido con ella, es un problema ético y de supervivencia del planeta.

Pero para la derecha extrema parece que no. Por eso es necesario enfrentar esas agendas con ideas y propuestas claras. No alcanza con la acción climática, hay que replantear la organización de la vida en general. Estamos al borde del colapso.

Juan Domingo Perón (Líder popular y presidente argentino 1943-1955) en su Mensaje Ambiental a los Pueblos y Gobiernos del Mundo en 1972 ya alertaba sobre «la marcha suicida» de la humanidad frente a la destrucción del ambiente, el despilfarro de recursos naturales y la desigualdad social.

Hace una década el Papa Francisco hizo un llamado a la reflexión y acción global en su encíclica Laudato Si. Donde entre otras cosas explica que si pretendemos extender el modelo de vida europeo a el resto del mundo necesitamos tres mundos y medio para producir materialmente todos los bienes que consumen.

El análisis de las condiciones actuales refleja un panorama complejo: el capitalismo global ha consolidado una lógica de reproducción insostenible que despoja a los países del Sur Global de sus recursos (bienes comunes) y los condena a perpetuar modelos extractivistas que agravan la crisis ambiental y profundizan la desigualdad.

Para nosotros esta historia es vieja y conocida. Eduardo Galeano ilustró esta dinámica en Las venas abiertas de América Latina al señalar cómo las riquezas de Nuestra América eran sistemáticamente transferidas al Norte Global, dejando a nuestros pueblos atrapados en la pobreza estructural. Esas venas siguen abiertas aún hoy. Por esto es que se hace necesario encarar una Transición, no solo ecológica. Social y ecológica: Socioecológica.

Es imperioso enfrentar este modelo de despojo, destrucción ecológica y dependencia que se reproduce a escala global, exacerbado por las lógicas del capitaloceno y los límites materiales del planeta. Frente a esta realidad, como señala Maristella Svampa, la transición socioecológica debe concebirse como un proceso que permita reorganizar las relaciones entre sociedad y naturaleza, avanzando hacia un modelo de desarrollo basado en la reciprocidad, los cuidados y la soberanía de los recursos.

Este enfoque requiere planificar soluciones integrales que transformen las prácticas productivas, energéticas y urbanas, divulgando sus beneficios y fortaleciendo la organización popular y acción colectiva para garantizar su implementación.

Pensar una nueva forma de vivir, de Buen Vivir, recogiendo la sabiduría ancestral de nuestros pueblos originarios o indígenas, la experiencia organizativa de nuestro movimiento obrero, la valentía de nuestras mujeres y la persistencia de nuestros movimientos sociales.

Como habitantes de la América del Sur tenemos el deber histórico de liderar este proceso, entendiendo que la transición no es un fin en sí mismo, sino un camino hacia un nuevo pacto social y ambiental que permita a nuestros pueblos y al planeta recuperar su dignidad y bienestar.

*Leonardo Grosso. Militante del Movimiento Evita. Ex diputado Nacional, presidio la comisión de ambiente del Congreso, actual Administrador General del Instituto de Desarrollo Urbano, Ambiental y Regional (IDUAR) de Moreno, Provincia de Buenos Aires.