por Yasmin Henrique

Brasil se prepara para presentar al mundo, durante la Cúpula de Líderes de la COP30, en Belém, el Fundo Florestas Tropicais para Sempre (Tropical Forest Forever Facility) (Fondo Bosques Tropicales para Siempre) – una de las iniciativas más ambiciosas ya propuestas para financiar la conservación ambiental. Ideado por el gobierno brasileño, en colaboración con naciones tropicales e inversionistas internacionales, el TFFF propone transformar la preservación de las selvas en una actividad económicamente sustentable, con beneficios directos para los pueblos tradicionales y para la estabilidad climática global.

Concebido en la COP28, realizada en 2023, en Dubai, el fondo será oficializado durante la COP30, que inicia este próximo lunes (10). La propuesta rompe con el modelo tradicional de donaciones, al adoptar una estructura financiera autosustentable basada en inversiones de largo plazo.

Diferentes a los fondos de compensación, el TFFF funcionará como un mecanismo global de inversión verde, con la expectativa de mover hasta US$ 125 billones, siendo US$ 25 billones aportados inicialmente – incluyendo US$ 1 billón de capital brasileño.

Con potencial para convertirse en el mayor instrumento internacional de incentivo a la conservación forestal, atrás apenas del Banco Mundial, la iniciativa internacional simboliza una nueva etapa de diplomacia ambiental brasileña.Como resume la ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático (MMA), Marina Silva, “la selva precisa ser vista como un activo económico, pero también como una fuente de vida y equilibrio. O TFFF representa esta nueva visión

(Fonte: Ruslan Lytvyn/Shutterstock)

PAPEL DE BRASIL

El fondo operará basándose en un modelo de blended finance (financiamiento híbrido), combinando recursos públicos y privados.

El capital será aplicado en proyectos de rentabilidad financiera, y parte de los ingresos será retransmitido a los países que mantengan sus bosques en pie, de acuerdo con los resultados comprobados por monitoreo satelital.

El valor de US$4 por hectárea preservada será distribuido anualmente, siendo el 20% obligatoriamente destinado a los pueblos indígenas y comunidades tradicionales.

Incluso según la ministra Marina, el TFFF representa “un cambio de paradigma” en la forma de movilizar recursos para la naturaleza.

Es un mecanismo sólido que destinará, al menos, el 20% a los pueblos indígenas y comunidades locales. El mundo siempre les exigió a los países tropicales la preservación, pero nunca creó mecanismos justos de compensación”, sustentó.

La ministra de los Pueblos Indígenas, Sonia Guajajara, destacó el carácter histórico de la iniciativa. “Apenas 1% de los recursos climáticos llegan a los territorios indígenas. El TFFF corrige esa injusticia. No es solamente sobre dinero, pero, esencialmente, sobre respeto, autonomía y reconocimiento de los pueblos de la selva”, dijo.

El presidente Luis Inácio Lula da Silva reforzó el papel estratégico del fondo: “Brasil vuelve a liderar el debate climático con propuestas concretas. El TFFF es la prueba de que es posible crecer y preservar al mismo tiempo”.

Lula debatió sobre la propuesta en la 80ª Asamblea General de la Organización de la ONU, realizada entre los días 09 al 27 de el septiembre pasado, en Nueva York

El sistema de monitoreo y transparencia es considerado uno de los pilares del proyecto. La mediación de las áreas conservadas será hecha por imágenes satelitales con estandarización internacional y acceso público a los datos, teniendo al Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), como referencia técnica.

Esta estructura es reforzada por la resolución del Conselho Nacional do Meio Ambiente (Conama) nº 510/2025 (Consejo Nacional del Medio Ambiente), que establece normas nacionales para autorizaciones de eliminación vegetal y auditorías públicas de deforestación.

Video del Gobierno Brasileño sobre el TFFF (Fuente: Ministerio de Hacienda/Youtube)

APOYO INTERNACIONAL

El fondo cuenta con el apoyo de países como Alemania, Francia, Noruega, Reino Unido y Emiratos Árabes Unidos. También hacen parte de la iniciativa, uno de los mayores gestores de inversiones del mundo, el Pacific Investment Management Company (PIMCO), y dos de las principales instituciones financieras globales, el estadounidense Bank of America y el británico Barclays.  

Organizaciones como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Alianza Global de Comunidades Territoriales (Global Aliance of Territorial Communities – GATC), que representa a 35 millones de personas en 24 países, también estarán entre las corporaciones que destinan apoyo a la reserva financiera.

El coordinador general de GATC, Tuntiak Katan, enfatiza que “cuando los pueblos de la selva tienen acceso directo al financiamiento, el resultado es protección real, no apenas una promesa

El mecanismo también se diferencia por su abordaje territorial e inclusivo, asegurando la repartición directa de beneficios a comunidades locales.

Para el secretario de Estado de Seguridad Energética y Emisiones Cero de Reino Unido, Ed Miliband, se trata de “una propuesta osada que une al Norte y al Sur global, en pos de las selvas”.

Por su parte, el ministro de Clima y Medio Ambiente de Noruega, Andreas Eriksen, resaltó que el TFFF “puede transformar la financiación forestal, desde que mantenga salvaguardias ambientales y sociales fuertes”.

En la visión del administrador del PNUD, Achim Steiner, el fondo “crea incentivos de largo plazo para mantener las selvas en pie, uniendo credibilidad financiera y justicia ambiental”.

El enviado especial de la ONU para la Acción Climática y Finanzas (UN Climate Action and Finance – UNCAF), Mark Carney, clasificó al TFFF como “un nuevo paradigma, capaz de redefinir lo que significa invertir en naturaleza”.

Mapa de los 74 países con bosques tropicales elegibles para integrar el fondo (Fuente: COP30)

DESPUÉS DEL PROYECTO

 pesar del entusiasmo, el proyecto enfrenta desafíos. Especialistas de la Universidad Federal del Pará (UFPA) alertan sobre el riesgo de subcapitalización – nivel excesivo de endeudamiento – y sobre el contexto internacional de retroceso en la cooperación climática.

Datos del Instituto Internacional de Búsqueda de la Paz de Estocolmo (IIPE) (Stockholm International Peace Research Institute – SIPRI) indican que los gastos militares globales alcanzaron US$2.7 trillones en 2024

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico – OCDE (Organization for Economic Co-operation and Development – OECD), prevé una caída del 17% en la ayuda al desarrollo sustentable hasta 2026.

Críticos de movimientos sociales, como el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), apuntan que el valor propuesto por hectárea es simbólico frente al lucro generado por las actividades agropecuarias.

El MST añade que el fondo puede reforzar la lógica de “financiarización de la naturaleza”, la monetización de los servicios ecosistémicos – como la captura de carbono, la manutención hídrica y la regulación climática.

Además, los recursos serían administrados por los Ministerios de Haciendo, sin transferencia directa a las comunidades locales – que podrían recibir, a lo sumo, 20% del total.

El modelo, depende de inversiones privadas, se convierte en una conservación sujeta a la volatilidad de los mercados y puede generar nuevas deudas ecológicas en los países del Sur Global.

Aunque no cree créditos de carbono directamente, el, TFF se integra a la lógica de compensación ambiental de mecanismos como la Reducción de Emisiones de Deforestación y Degradación Forestal (REDD+), reforzando la idea de que es posible continuar contaminando mediante el pago.

En contrapunto, movimientos socioambientales defienden un modelo basado en la soberanía territorial, en el control social y la gestión democrática de las selvas, rechazando la financiarización de la naturaleza y devolviéndole el protagonismo a las comunidades que la protegen.

https://tfff.earth/wp-content/uploads/2025/08/Concept-Note-3.0-PT.pdf