Por Euge Murilo/ Emergentes | Copa FemiNINJA

Ilustração: @aguslapiba

En Francia hubo resistencia albiceleste y las pibas se llevaron al vestuario el primer punto en la historia de los mundiales al empatar frente a Japón- actual equipo subcampeón- 0 a 0.

La historia ya se viene tejiendo desde aquel repechaje contra Panamá que le dio a la selección argentina de fútbol femenino la posibilidad de ser parte de este Mundial de Francia 2019. Y si, las pibas lo festejaron como una victoria y esta muy bien. Seguramente para el fútbol patriarcal, así como lo conocemos, festejar enérgicamente un empate sea cosa de perdedorxs. De esto hablamos cuando pensamos un fútbol distinto, uno en el que cuele llorar de emoción debutando en un mundial y empatando 0 a 0.

Estefanía Banini fue la mejor jugadora del partido, ella viste la 10, gambetea lindo y se llevó grandes halagos en redes sociales por su desempeño en el partido frente a una potencia del fútbol femenino. En una de sus declaraciones afirmó: “Estamos muy contentas y ojalá esto sea el primer paso de un gran futuro”. Es que estamos hablando de futuro si pensamos que esto no se termina en Francia, ojalá lleguemos a la fase de octavos y ¿quien te dice? al final cada partido es un mundo y la magia existe. Pero no termina ahí en los alrededores de la Torre Eiffel, la cosa recién empieza. La ola feminista hoy alumbró esos botines revolucionarios que pueden meter jugadas de esas que crean un antes y un después, eso que hoy llaman “histórico”. Y hay que estar en la historia muchachas, pero parece que es parte de la coreografía de este presente que no se conforma con esa paridad que se quiere imponer. Una patraña binaria que dice que hay que llegar a donde esta la hegemonía del fútbol. Banini tiene otro “10”, un diez que deseamos sea colectivo, conspirativo frente a lo establecido, desobediente, un diez que incluya a 23, un diez que sea equipo.

Un diez que venga con esto de festejar un punto en 12 años ¿Cómo se festeja un punto en 12 años? Como lo hicieron ellas. Las pibas están creando sus propios números, haciendo cuentas que no vayan solo a la cuestión de la paga o el pase en euros, las pibas son capaces de mostrar otra cosa, ahora que los planos son lindos y que sus jugadas se repiten en cámara lenta, llegó la hora.